El artículo que a continuación os ofrecemos se titula "La patria españolista" y fue escrito por Blas Infante, Padre de la Patria Andaluza, en el año 1919. Este año fue de una importancia bastante significativa para el movimiento emancipador andaluz, pues significó el primer auge de éste y marcó el camino hacia el autogobierno andaluz, truncado tras el golpe militar fascista de julio de 1936.
Los poderes de Madrid no harán nada por nosotros. Andalucía habrá de resolver, por sí, sus tremendos problemas. Por esto, si en nuestra mano estuviera la fuerza, estaría también la libertad, a la orden de Andalucía.
Andaluces, sabedlo: el Estado Español desprecia a nuestro país actual, inerte e imbecilizado por el tormento de la larga tragedia, que recibe los puntapiés del Señor con inconsciencia, mansedumbre e indignidad esclava. ¡Pobre Andalucía! ¡Ha perdido la dignidad y el valor que la libertad confiere! Tiene la repugnante lealtad de un bufón servil. ¡Andalucía adula bajamente al Estado Español, a la patria españolista!
Andaluces cobardes y encanallecidos, sabedlo: Si el Estado Español es España, fue España la que vino a arrebataros vuestra tierra nacional sumiéndoos en espantosa miseria. Fue ella quien vino a destruir aquellas arterias complicadas por donde discurría el agua que fecundaba vuestro suelo, fue ella la que arrasó los vergeles que recreaban a nuestros padres, la que castró nuestro espíritu, la que martirizó nuestro genio, la que destruyó nuestra civilización , la que enterró nuestra Historia. Fue ella la que expulsó de nuestro solar a millones de hermanos, dándoles a elegir en dilemas tremendos, entre el destino o el sometimiento a su baja moral: entre la muerte por inanición o la muerte por la espada.
Andaluces: Si el Estado centralista español fue y es, como dicen sus sostenedores, la "España viva", execrad esa sierpe de España. Renegad de ella. Ella apagó ese foco del Andalus cuya memoria es en nosotros, como el recuerdo nostálgico y luminoso de una novia muy amada muerta, cuya resurrección es esperanza de fuego que mantiene encendida nuestra eterna juventud en la peregrinación de nuestros ya envejecidos que, atisbando la aparición, avanzan firmes en su peregrinación por la tierra. Renegad de esa España. Ella no resolverá el problema urgente de vuestra vida. Mantiene esclava vuestra tierra, os niega el pan.
En cuanto al espíritu, España no lo tiene. ¿Cómo podrá infundiros espíritu de vida la que, por no tenerlo, lo mató en vosotros? España, España... El extranjero lo dice: España es una negación de muerte. Para auscultar en España el latir de un original espíritu, han de venir a buscarlo en el espíritu agonizante y estigmatizado que la dominación de esa España dejara a Andalucía. ¡Qué tristeza! ¡Y aún hay andaluces españolistas! ¡Andaluces que, ante las ansias libertadoras del pueblo catalán, gritan con inconsciencia imbécil a la unidad de la patria!
Nos dirigimos a vosotros, andaluces de verdad. Andaluces de verdad porque es este título expresivo de agobiadores sufrimientos. Andaluces de verdad porque en las clases plutócratas e industriales andaluzas, la sangre de Andalucía no está pura como en las venas nuestras, sino que fue mezclada con la de extraña gente cuyos atavismos étnicos absorbieron la generosidad de la sangre nuestra. Nos dirigimos a vosotros, andaluces de verdad, el 95% de la población de Andalucía: jornaleros, colonos, pequeños terratenientes, artesanos y sufrida clase media. ¿Por qué llamáis patria a esa España? ¿Qué paternales desvelos tenéis a España que agradecer?
Los poderes de Madrid no harán nada por nosotros. Andalucía habrá de resolver, por sí, sus tremendos problemas. Por esto, si en nuestra mano estuviera la fuerza, estaría también la libertad, a la orden de Andalucía.
Andaluces, sabedlo: el Estado Español desprecia a nuestro país actual, inerte e imbecilizado por el tormento de la larga tragedia, que recibe los puntapiés del Señor con inconsciencia, mansedumbre e indignidad esclava. ¡Pobre Andalucía! ¡Ha perdido la dignidad y el valor que la libertad confiere! Tiene la repugnante lealtad de un bufón servil. ¡Andalucía adula bajamente al Estado Español, a la patria españolista!
Andaluces cobardes y encanallecidos, sabedlo: Si el Estado Español es España, fue España la que vino a arrebataros vuestra tierra nacional sumiéndoos en espantosa miseria. Fue ella quien vino a destruir aquellas arterias complicadas por donde discurría el agua que fecundaba vuestro suelo, fue ella la que arrasó los vergeles que recreaban a nuestros padres, la que castró nuestro espíritu, la que martirizó nuestro genio, la que destruyó nuestra civilización , la que enterró nuestra Historia. Fue ella la que expulsó de nuestro solar a millones de hermanos, dándoles a elegir en dilemas tremendos, entre el destino o el sometimiento a su baja moral: entre la muerte por inanición o la muerte por la espada.
Andaluces: Si el Estado centralista español fue y es, como dicen sus sostenedores, la "España viva", execrad esa sierpe de España. Renegad de ella. Ella apagó ese foco del Andalus cuya memoria es en nosotros, como el recuerdo nostálgico y luminoso de una novia muy amada muerta, cuya resurrección es esperanza de fuego que mantiene encendida nuestra eterna juventud en la peregrinación de nuestros ya envejecidos que, atisbando la aparición, avanzan firmes en su peregrinación por la tierra. Renegad de esa España. Ella no resolverá el problema urgente de vuestra vida. Mantiene esclava vuestra tierra, os niega el pan.
En cuanto al espíritu, España no lo tiene. ¿Cómo podrá infundiros espíritu de vida la que, por no tenerlo, lo mató en vosotros? España, España... El extranjero lo dice: España es una negación de muerte. Para auscultar en España el latir de un original espíritu, han de venir a buscarlo en el espíritu agonizante y estigmatizado que la dominación de esa España dejara a Andalucía. ¡Qué tristeza! ¡Y aún hay andaluces españolistas! ¡Andaluces que, ante las ansias libertadoras del pueblo catalán, gritan con inconsciencia imbécil a la unidad de la patria!
Nos dirigimos a vosotros, andaluces de verdad. Andaluces de verdad porque es este título expresivo de agobiadores sufrimientos. Andaluces de verdad porque en las clases plutócratas e industriales andaluzas, la sangre de Andalucía no está pura como en las venas nuestras, sino que fue mezclada con la de extraña gente cuyos atavismos étnicos absorbieron la generosidad de la sangre nuestra. Nos dirigimos a vosotros, andaluces de verdad, el 95% de la población de Andalucía: jornaleros, colonos, pequeños terratenientes, artesanos y sufrida clase media. ¿Por qué llamáis patria a esa España? ¿Qué paternales desvelos tenéis a España que agradecer?
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