Estamos cegados por el efectismo que nos transmiten los medios de comunicación, ya sea por la visión de una Grozny destruida y en ruinas debido a los terribles e inhumanos bombardeos y saqueos de las tropas rusas, o ya sea, por los métodos indiscriminados y sangrientos de los independentistas chechenos. Es normal. Pero, a pesar de ello, debemos hacer el esfuerzo por intentar conocer realmente no solo qué pasa en Chechenia, sino en toda la convulsa región del Cáucaso. Descubrir qué intereses defiende cada cual en este sangriento conflicto, qué se nos oculta, y por lo primero que debemos empezar es por aproximarnos históricamente al conflicto ruso-checheno.
Raíces históricas del conflicto ruso-checheno
De origen desconocido y antiguo, como la mayoría de los pueblos del Cáucaso, el pueblo checheno se suele denominar a sí mismo como "najcho", ya que el nombre "checheno" les fue impuesto por la invasora Rusia zarista.
La islamización del pueblo checheno tuvo lugar en el siglo XVII culminando aproximadamente cien años más tarde, el Islam a partir de entonces jugaría un papel fundamental como elemento cohesionador de la identidad chechena, a pesar de que aún en nuestros días la pertenencia al clan sea más fuerte que la pertenencia a la nación, sobre todo cuando el Zar Pedro el Grande incorpora Daguestán y la propia Chechenia al imperio zarista ruso en 1722. La resistencia al imperio ruso será dirigida por la cúpula político-religiosa islámica, es decir, por clérigos.
La legitimidad nacional del Islam se fortalecerá aún más cuando en 1816 se recrudece la guerra de ocupación con el nombramiento del General A. P. Yermolov como jefe militar supremo del ejército ruso en el Cáucaso por el Zar Alejandro I. Pero durante los siglos XVIII y XIX, Rusia no solamente luchó contra el grupo étnico de los chechenos, sino que tuvo que enfrentar una dura resistencia del frente conjunto planteado por los diferentes pueblos del Cáucaso, este frente estaba compuesto por cherkeses, osetios, abjazios, ávaros, armenios, georgianos, etc. Oficialmente, la conquista rusa terminó en 1859, a pesar de que en las montañas resistían "zonas liberadas" sólo ocupadas temporalmente por el ejército ruso.
La Revolución de Octubre de 1917 fue acogida con grandes esperanzas por los pueblos del Cáucaso que veían una oportunidad única para deshacerse de la bota imperial zarista. En 1918, el Gobierno Revolucionario proclamó: "Musulmanes de Rusia, Tártaros del Volga y de Crimea, Kirgizos y Kazajos, Turcos y Tártaros de Transcaucasia, Chechenos y Montañeses de Ingushetia y todos cuyas mezquitas y centros de oración han sido destruidos, cuyas creencias y costumbres han sido pisoteadas por los zares y los opresores de Rusia: vuestras creencias y vuestras costumbres, vuestras instituciones nacionales y culturales son desde ahora libres e inviolables. Organizad vuestra vida nacional en la más completa libertad’. En 1919, el General contrarevolucionario Denikin ocupa el Cáucaso con el apoyo de navíos franceses y británicos que se hacen con los principales puertos del Mar Negro, pero los contrarevolucionarios serán pronto derrotados por el Ejército Rojo, acogido en Chechenia, así como en otros pueblos caucásicos como libertadores y defensores de sus derechos nacionales; de nuevo, en 1920, el Ejército Rojo se vuelve a granjear una gran popularidad en la zona al intervenir en defensa del pueblo armenio, invadido y brutalmente masacrado por Turquía.
Sin embargo, pronto surgieron las tensiones y la incomprensión nacional en el Cáucaso, y en Chechenia en particular; por una parte, el Islam gozaba, como hemos señalado anteriormente, de una legitimidad nacional al haber servido de cohesionador nacional frente a la opresión zarista, y esto no fue siempre entendido por la dirigencia soviética, a pesar de las serias y repetidas advertencias de Lenin de respetar escrupulosamente los sentimientos nacionales y religiosos de los pueblos no rusos que formaban la Unión Soviética, para no dar lugar a ningún tipo de chovinismo o desigualdad; por otra parte, la cúpula religiosa más reaccionaria pronto empezó a recelar de una Revolución que ponía en serio peligro sus privilegios políticos y económicos, y por tanto, comenzó a actuar abiertamente contra la Revolución. Especialmente mal sentó en esas capas la igualdad de derechos de las mujeres que propugnaba la Revolución soviética, que se tradujeron en actos como el arrancamiento de velos que protagonizaron las delegadas caucásicas y de Asia central en 1921 durante la II Conferencia Internacional Femenina de la Internacional Comunista, o la quema masiva de velos protagonizadas por mujeres de la región durante las celebraciones del Día Internacional de la Mujer. Toda esta situación se agravó aún más con las colectivizaciones del periodo de Stalin, que atacaban todavía más directamente los privilegios de las elites religiosas islámicas chechenas poseedoras de tierras. Sin embargo, estas elites supieron sacar buen provecho de la falta de respeto nacional de la dirección soviética, del chovinismo gran-ruso de numerosos funcionarios soviéticos insensibles a las peculiares características de los pueblos caucásicos y a su largo sufrimiento bajo el yugo zarista, entre ellos, el pueblo checheno.
A pesar de todo, a finales de 1922 se constituye la Provincia Autónoma de Chechenia; en 1934, Chechenia e Ingushetia se fusionan, declarándose en 1936 la República Autónoma de Chechenia-Ingushetia, dentro de la RSFSR (República Socialista Federativa Soviética de Rusia).
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, uno de los objetivos declarados de Hitler era controlar los valiosos recursos energéticos del Mar Caspio, y de la región caucásica en general, como ya pretendieron diversas potencias occidentales anteriormente, vitales para llevar a cabo sus planes expansionistas. No olvidemos que Grozny, la capital chechena, está situada a pocos kilómetros del Mar Caspio. Así pues, en plena invasión nazi de la URSS, numerosos reaccionarios chechenos colaboraron abiertamente con los nazis provocando una situación muy peligrosa no solo para la propia existencia de la URSS, sino también para aniquilar a la amenaza nazi, ya que el poder que le hubiese dado a Hitler el control de los recursos energéticos del Caspio habría sido determinante para el desarrollo de la guerra. Consciente de ello, Stalin, en 1942, coincidiendo prácticamente con la batalla de Stalingrado que evitó que las tropas nazis alcanzaran el centro petrolero Bakú (Azerbaijan), tomó una decisión que, aunque determinada por las duras y excepcionales circunstancias que no daban lugar a ningún tipo de vacilación o indecisión, fue drástica: la deportación de más de 850 mil chechenos, de los que medio millón, aproximadamente, morirían debido a las terribles condiciones, para evitar la creación de un segundo frente que atacara por la espalda al Ejército Rojo. Ya en 1957, el dirigente soviético Nikita Khrushev autorizaría el regreso de los chechenos.
La evolución de los múltiples conflictos nacionales en la antigua URSS era inseparable de la evolución global de la crisis del modelo de socialismo soviético desde los años 50 en adelante, es decir, consustancial al desarrollo de una burocracia instalada en el Partido Comunista, el Estado, las Repúblicas Socialistas Soviéticas, y las empresas públicas, deseosa de aniquilar todos los elementos socialistas tan duramente conquistados en los años anteriores en la política, en la economía y en la cultura. Mientras, los pueblos y la clase obrera en particular se encontraban desmovilizados y despolitizados, obnubilados con el "modo de vida occidental" con todo su "derroche" y su "lujo", el ideal de la construcción del socialismo había muerto prácticamente. El ascenso al poder de Mikahail Gorbachov, a mediados de los 80, y la crisis, dio alas a la burocracia más pro-capitalista y pro-occidental, aliada a las diferentes bandas mafiosas, entre ellas bandas chechenas, que en 1991 conseguiría definitivamente su objetivo: la disolución de la URSS. Más tarde, con Yeltsin ya en el poder, resucitarían con gran fuerza los viejos fantasmas del ultranacionalismo ruso, las "grandezas" del imperio zarista, y toda la mitología reaccionaria y xenófoba gran-nacional rusa.
Tampoco podemos olvidar los elementos externos en la evolución de los conflictos nacionales en la antigua URSS, es decir, los intereses imperialistas por provocar conflictos nacionales con el fin de desmembrar la URSS. Por ejemplo, la Guerra de Afganistán no pretendía únicamente desplazar del poder al gobierno progresista del PDPA (Partido Democrático del Pueblo Afgano), sino extender el conflicto étnico-religioso hacia el Asia central soviética y el Cáucaso, tal como fue planeado por el asesor del Presidente norteamericano Carter, el fanático expansionista Z. Brzezinski, con el fin de desmembrar la URSS. La situación geoestratégica y los valiosos recursos energéticos de la zona del Caspio y el Cáucaso siempre han sido un objetivo fundamental de las potencias imperialistas y sus multinacionales.
Con el apoyo del General de origen checheno, y por aquella época aliado de Yeltsin, Dudayev, se independizan las Repúblicas Bálticas (Letonia, Estonia, y Lituania). En 1991, Chechenia declara la independencia, pero no será hasta 1994 cuando intervenga el ejército ruso; la guerra terminará en 1996 con una humillante derrota del ejército ruso, causando alrededor de 70.000 muertos, la mayoría provocados por los bombardeos rusos. En 1997, el Presidente checheno Aslan Maskhadov firma un armisticio, apareciendo en escena un oscuro señor de la guerra, Shamil Basayev, curtido según diversas fuentes en los campos de entrenamiento de la CIA para combatientes islámicos, que exigirá la dimisión de Maskhadov.
En agosto de 1999 el conflicto da un nuevo giro, Basayev y sus seguidores invaden la vecina Daguestán con el objetivo de establecer una "república islámica". En octubre del 99, el ya Presidente ruso, Vladimir Putin, lanza una terrible y devastadora ofensiva sobre Chechenia. En el armisticio del 97, se establecía un periodo de 5 años para decidir definitivamente el estatus político de Chechenia, pero el Presidente Maskhadov fue incapaz de detener a los diversos señores de la guerra radicales islámicos, como Basayev, o el integrista wahabita saudí (de los wahabita se dice que son el "Opus Dei" del Islam) Khattab, muerto por los rusos en el 2002.
Ante la brutal ofensiva rusa, el Presidente Maskahdov en octubre del 99 reclamará la intervención de la OTAN, según sus palabras, "en base al Nuevo Orden Internacional".
El petróleo
Las primeras perforaciones en busca de petróleo en Chechenia comenzaron en 1887, produciéndose anualmente ya para esa misma época alrededor de 1600 toneladas de crudo. En ese mismo año, se instalan refinerías de capitales franceses, ingleses y holandeses. Para la década de 1880 a 1890, se construyen en Grozny los primeros oleoductos y gasoductos y se tienden las primeras líneas férreas. Este desarrollo provoca una fuerte migración y un gran auge poblacional en la capital chechena, que pasa de 12.000 trabajadores en 1906 a 22.000 en 1922. Para esta época de principios del siglo XX, el petróleo del Cáucaso comenzaba a ser visto por las potencias mundiales dominantes como un botín internacional. Los intereses extranjeros en la producción rusa eran considerables, constituyendo más de la mitad de las inversiones: se calcula que antes de la Primera Guerra Mundial, el total invertido era alrededor de 214 millones de dólares, de los cuales 130 millones correspondían a capitales extranjeros. De esa suma total Gran Bretaña poseía un 60%, controlando el 90% de la producción en Emba y el 50% de la de Grozny. Todo ello, lógicamente, antes de la Revolución de 1917.
Mapa del conflicto en Chechenia y las principales zonas afectadas |
Entre los analistas hay discrepancias en cuanto en cuanto al nivel de reservas en el subsuelo caucásico, pero en lo que sí coinciden es en destacar a Grozny como el centro neurálgico del oleoducto que une el puerto de Bakú (Azebaiyán), en el Caspio, con el importante puerto ruso de Novorossisk, en el Mar Negro, que comercializa directamente con los mercados occidentales. Además, a lo largo del territorio checheno existen alrededor de 493 refinerías. Chechenia es un corredor de petróleo y gas proveniente del Caspio, de ahí su importancia estratégica.
Por eso el ex-presidente ruso Yeltsin dijo lo siguiente: "Es muy evidente que los energéticos del Caspio son un tema candente en los países occidentales, y algunos de ellos buscan excluir a Rusia del juego y socavar sus intereses. La `guerra del oleoducto' es parte del juego", o que el analista del National Journal, Paul Starobin dejara caer sarcásticamente: "Nota a los maestros: Ubiquen el Caspio en el mapa y márquenlo para los niños, pues en unos 20 años, quizás en 10, es posible que se encuentren desplegados ahí". Pero más explicito y descarado es aún el citado anteriormente Z. Brzezinski, que, muy curiosa y sospechosamente, es el Presidente del "Comité Americano para la Paz en Chechenia", y ¡casualidad sin importancia!, es también consejero de la sociedad petrolera BP Amoco, con reconocidos intereses en la zona: "Eurasia es el tablero sobre el que se desarrolla el combate por la primacía global (...). La tarea más urgente consiste en velar para que ningún Estado o reagrupamiento de Estados tenga los medios para expulsar a los Estados Unidos de Eurasia o debilitar su papel de árbitro". Brzezinski es partidario de la partición de Rusia en tres: la Rusia "europea", la Rusia de Siberia, y la Rusia "del extremo oriental", con vistas a debilitarla en el combate por la "primacía" de ese "tablero euroasiático". Chechenia, y el Cáucaso, son piezas fundamentales de ese "tablero" que describe Brzezinski, en el que EEUU ya controla Georgia (que ha dado su apoyo en numerosas ocasiones a los independentistas chechenos, a pesar de que históricamente las relaciones entre georgianos y chechenos han sido tensas) y Azebaijan.
Según diversos análisis, extraer petróleo del Caspio es mucho más caro que extraerlo de Kuwait, para abaratar costes se requieren fuertes inversiones, pero ahí reside la oportunidad: quien realice esas inversiones, quien construya oleoductos y gaseoductos (no podemos olvidarnos tampoco del gas), a la larga, conseguirá importantes beneficios y rentabilizar espectacularmente sus inversiones.
Que duda cabe que la actual Rusia capitalista, como en su momento la URSS, estorba en una zona reconocida como vital por los propios Estados Unidos y sus petroleras, que pretenden ya sea sabotear el oleoducto checheno, en manos rusas, o construir un costosísimo oleoducto paralelo que evite pasar por territorio ruso: el oleoducto Bakú-Ceyhan, que iría de Azebaiyán a Turquía, siempre rodeando territorio ruso sin tocarlo. Pero en Eurasia, no solo estorba Rusia a los intereses norteamericanos, también Irán, y sobre todo la República Popular China.
Si alguien pretende analizar el conflicto checheno olvidándose de este choque de intereses entre Rusia y los Estados Unidos, olvida lo fundamental. La aparente coincidencia de Bush y Putin en luchar contra el "terrorismo" es solo eso, aparente, detrás se oculta el control en este caso del petróleo del Caspio, y su distribución (oleoductos), que EEUU pretende y Rusia no está dispuesta a entregar, el futuro del joven y corrupto capitalismo ruso está en juego, y como hemos visto, a Putin no le tiembla la mano a la hora de defenderlo.
Basayev, Arabia Saudí, la CIA, y... Al-Qaeda
Un grupo comunista de Osetia del Norte hacía el siguiente análisis allá por septiembre de 1999: "Esta guerra llevada a cabo por una formación islámica de 30.000 combatientes, quiere crear un Estado islámico. Algunos avanzan que la guerra se ha desencadenado porque el saudí Ben Laden financia a los combatientes chechenos. Pero ni Ben Laden, ni Arabia Saudí, ni Turquía pueden actuar por su cuenta en una región considerada como vital por los Estados Unidos".
Shamil Basayev, ya convertido en 1994 en líder guerrillero checheno recibió, según escribía hace poco el analista Rodrigo Guevara, entrenamiento militar en campamentos de la CIA en Afganistán y Pakistán. Para muchos analistas, la guerra de Chechenia sería una continuación de las operaciones en cubierta norteamericanas ya realizadas con éxito durante la Guerra de Afganistán. Debemos tener presentes las palabras del antiguo Secretario norteamericano James Baker: "Solo en la medida de nuestros intereses debemos oponernos al integrismo". Recordemos, como se ha señalado anteriormente, que la Guerra de Afganistán iba más allá de expulsar a las tropas soviéticas y eliminar al gobierno progresista afgano.
En 1991, Basayev estuvo del lado de Yeltsin durante los convulsos sucesos de aquel verano que le encumbraron al poder y llevó a la disolución de la URSS; durante su estancia en los campos de entrenamientos de la CIA, Basayev recibió la visita de los ministros pakistaníes Aftab Shahban Miran y Nazerrullah Babar, más el jefe de los servicios secretos, Javed Ashar, conocidos colaboradores de la CIA desde la época de la guerra de Afganistán, cuando el ISI (servicios secretos pakistaníes) servía de puente entre la CIA y los combatientes islámicos afganos.
Por otro lado, EEUU ha concedido asilo político a Ilyas Ahmadov, acusado de crímenes de guerra y ayudante del independentista Aslan Maskhadov. Ahmadov ha sido contratado por la organización "National Endowment for Democracy", donde participan el sionista Paul Wolfowitz (Defensa), Frank Carducci (antiguo Director de la CIA) y el General Wesley Clark (antiguo Comandante en Jefe de la OTAN).
El apoyo de la rama más fanática e integrista del Islam sunní, los wahabitas saudíes, al independentismo checheno es bien conocido, el máximo exponente de ese apoyo fue el saudí Khattab, anteriormente citado, además de la presencia de numerosos combatientes saudíes en las filas de la guerrilla chechena, siempre, supuestamente, vinculados a la fantasmagórica Al Qaeda, y, sin olvidar, el nutrido apoyo financiero recibido desde este país. ¿Apoya Arabia Saudí, ya sea como estado, o a través de prominentes y religiosos "hombres de negocios" al independentismo checheno sin el conocimiento o consentimiento de los Estados Unidos? Posibilidad poco probable.
Algunas consideraciones
No es nuevo que existan movimientos nacionales que sean utilizados como piezas de ajedrez por las grandes potencias imperialistas según convengan a sus intereses, y por los datos de que disponemos, parece que el movimiento independentista checheno pertenece a esa categoría de movimientos.
El derecho a la autodeterminación y a la soberanía nacional es un principio irrenunciable y profundamente legítimo al que ningún pueblo ha de renunciar. Chechenia tiene todo el derecho a ejercer su libre autodeterminación nacional, los sentimientos nacionales del pueblo checheno han de ser respetados, y tenidos en cuenta, y la burguesía imperialista rusa no es quien para pisotearlos con sus intereses petroleros y su chovinismo. Pero, también, hemos de preguntarnos honradamente a cerca del proyecto de país que poseen los independentistas chechenos, tanto Basayev como Maskahdov, alejado de cualquier esquema minimamente progresista y democrático. ¿Es legítimo apoyar la creación de un estado islámico reaccionario en Chechenia o una "república bananera-petrolera" dirigida con mano de hierro por un autócrata mafioso y corrupto, como ocurre en el Asia Central ex soviético? ¿No querrán algunos independentistas chechenos expulsar a los rusos para entregar el petróleo a las multinacionales norteamericanas y llenarse los bolsillos con la operación? ¿Los independentistas chechenos sirven realmente a los intereses del pueblo checheno o a intereses ajenos? ¿Cuáles son las conexiones entre la mafia chechena, los independentistas, y los capitalistas rusos pro-occdentales contrarios a Putin como el oligarca Khodorkovski? Éstas son también preguntas legítimas e irrenunciables que debemos hacernos.
Fuentes:
Collon, Michel, Monopoly. La OTAN a la conquista del mundo, Hiru, Hondarribia (Gipuzkoa), 2000.
Collon, Michel, La guerra global ha comenzado, en Sediciones nº 19, Hiru, Hondarribia (Guipuzkoa), 2002.
Chechenia: la lucha de liberación nacional del pueblo najcho, Boltxebike, 1995.
La antigua/nueva guerra en el Caucaso: continuidades y rupturas en el actual conflicto en Chechenia, por Gonzalo Pablo Iraolagoitia, Observatorio de Conflictos (www.nodo50.org/observatorio), 2002.
Oleoducto de avaricia. El imperialismo yanqui y el petróleo del Mar Caspio, Obrero Revolucionario nº 1035 (Partido Comunista Revolucionario, EEUU), 1999.
El petróleo y la guerra de Afganistán, Obrero Revolucionario nº 1126 (Partido Comunista Revolucionario, EEUU), 2001.
La conexión Bush-Al Qaeda-terrorismo checheno, por Rodrigo Guevara, www.iarnoticias.com, 2004.
La guerra por el petróleo, por Lisandro Otero, en www.rebelion.org, 2004.
Beslan, la guerra oculta contra Rusia en el Cáucaso, por Peter Franssen, en www.solidaire.org, en castellano en www.refundacioncomunista.tk, 2004.
Chechenia: final del segundo acto, Soviet nº 5 (Corriente Leninista Internacional), 2000.
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