25 de noviembre de 2009

Los alemanes orientales perdieron mucho en 1989

Para muchos en la RDA, la caída del muro de Berlín y la unificación significó la pérdida del empleo, de la vivenda, de la seguridad y de la igualdad.




Bruni de la Motte Guardian
8/11/09

El 9 de noviembre de 1989, cuando el Muro de Berlín se vino abajo, comprendí que la unificación alemana llegaría muy pronto. Esto significaba el fin de la República Democrática Alemana, el país en el que nacieron, crecieron, y tuve a mis dos hijos, obtuve mi doctorado y gocé de un satisfactorio trabajo como profesora de literatura inglesa en la Universidad de Potsdam. Por supuesto, la unificación trajo consigo la libertad de viajar por el mundo y, para algunos, más riquezas materiales, mas también trajo la desintegración social, el desempleo generalizado, las listas negras y un estúpido materialismo, así como una demonización del país en el que yo viví y que ayudé a moldear. A pesar de las ventajas, para muchos fue más un desastre que una celebración.

Abundan dos ejemplos. Mi mejor amiga, una profesora de lenguas extranjeras, perdió su trabajo y entró en una lista negra porque, en la época en la que cayó el muro, ella estaba enseñado en una universidad de derecho del gobierno. No era membro del partido, ni siquiera estaba politizada. Hizo muchos esfuerzos para conseguir mantener un empleo ayudando a jóvenes excluidos sin escolarizar, con un contrato temporal y un salario mucho menor. Mi hermano, doctorado en ciencias filosóficas, perdió su empleo de investigador en la academia y desde entonces solo consiguió empleos temporales sin relación con su especialidad y mal remunerados.

Poco se sabe de lo que aconteció con la economía de la RDA cuando cayó el muro. Una vez que se abrió la frontera, el goberno decidió estabelecer un fondo para garantizar que las “empresas públicas” (la mayoría) fuesen transferidas a los ciudadanos que crearan la riqueza. Luego, pocos meses después de la unificación, el gobierno conservador recientemente elegido transfirió el fondo fiduciario a alemanes occidentales que representaban los intereses de los grandes negocios. La idea de bienes “de propiedad pública” transferidos a los ciudadanos fue abandonada sin más explicaciones. En su contra, los bienes fueron privatizados en una velocidad record. Más del 85% de los bienes públicos fueron comprados por alemanes occidentales y muchos fueron cerrados poco después. En el campo, 1,7 millones de hectáreas de tierras agrícolas y forestales fueron vendidas y el 80% de los trabajadores agrícolas perdieron sus empleos.

En julio de 1990, cuando todavía existía la RDA, fue introducida una apurada “unión monetaria”, con el resultado de la bancarrota económica de la RDA. Antes de la unificación, el marco de la Alemania Occidental valía 4,50 marcos de la RDA; la unión monetaria fijó la paridad en una tasa de cambio de 1:1. El resultado fue, de un día para outro, la subida del precio de los productos de exportación de la RDA nun 450% , dejando de ser competitivos; el mercado de la exportación (39% de la economía) quebró inevitabelmente.

Un enorme número de obreros perdieron su trabajo, como también miles de investigadores y académicos. Como resultado de las purgas en el mundo científico y académico, un proceso de limpeza política, más de un millón de personas con estudios académicos perderon su trabajo. Esto significa casi el 50% de este grupo, obteniendo Alemania Oriental el más alto porcentaje de desempleo profesional del mundo; todos los rectores de las universidades y todos los directores de empresas públicas, así como 75.000 profesores, perdieron sus empleos y pasaron a ingresar en las listas negras. Este proceso contrasta radicalmente con lo que aconteció en la Alemania Occidental después de la guerra, donde pocos ex nazis fueron tratados de ese modo.

En la RDA todas las persoas tenían el derecho legalmente estabelecido a la permanencia y propiedad de la casa donde vivían. Después de la unificación, hubo 2,2 millones de reclamaciones de ciudadanos de occidente sobre las casas del este. Irónicamente, las reclamaciones de restitución del otro lado, hechas por alemanes del este sobre propiedades del oeste, fueron rechazadas por “fuera de plazo”.

Después de la muerte de la RDA, muchos acabaron por reconocer y lamentar que las conquistas sociales genuinas de las que gozaban fueran desmanteladas: igualdad social y de género, pleno empleo, ausencia de miedos existenciales, el transporte público y las facilidades deportivas y culturales. Desafortunadamente, el colapso de la RDA y del “socialismo real” llegó poco antes del colapso del “mercado libre” del sistema occidental.

(FUENTE: Blog "Estoutras - Notas Políticas". Traducido del gallego al castellano por el redactor de este blog)

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