10 de abril de 2011

¿Qué pasa en Zimbabwe?

El próximo 18 de abril se cumplen 31 años de la proclamación de la independencia de Zimbabwe, un país del África austral que durante más de cien años estuvo bajo dominio colonial británico primero, y luego, con la "independencia" unilateral que impuso la minoría de colonos blancos, que dominó el país bajo un sistema de segregación racial (un apartheid a la rhodesiana), que en la práctica era lo mismo de siempre, pero ahora con la legislación idónea. Aquel régimen que ya le había arrebatado las tierras y la soberanía a los zimbabwenses, que había alentado la animosidad entre los pueblos bajo el epíteto de "conflictos tribales", robaba, con ayuda del capital transnacional, los recursos mineros y destruía las tierras con el monocultivo comercial (tabaco, flores, maíz, azúcar...), mientras que la mayoría de la población originaria se veía viviendo en inmensos barrios con casas de chapa y maderas podridas. Hoy, todavía hay quienes defienden ese régimen, que exclaman indignados que los "monkeys" (monos en inglés) han "destruido nuestro país". Los nazis (no se les puede llamar de otra forma) rhodesianos (Zimbabwe antes fue llamada Rhodesia en honor a Cecil Rhodes, un lumpen fanático religioso que devino en explorador y "civilizador") ejercieron el poder de fuego no sólo dentro de sus fronteras, sino fuera, en los "frentes de conflicto" de Mozambique y Botswana, con el objeto de amansar a las masas trabajadoras rebeldes.

Bandera nacional de Zimbabwe, inspirada en la de la ZANU-PF

El movimiento de liberación nacional, encabezado por la Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico (ZANU-PF), realizó una campaña de guerra popular contra el racismo y el imperialismo de las potencias centrales, llegando al gobierno en 1979, para luego permitir que Gran Bretaña (insólitamente Margaret Thatcher le soltó la mano al líder rhodesio Ian Smith) enviara un gobernador general y cumpliera con lo pactado, la independencia total, en 1980. El profesor Robert Mugabe fue investido primer ministro, y siete años más tarde, cuando se instituyó el sistema presidencialista, como presidente de la República. Mugabe ejerce desde entonces la jefatura de Estado. El gobierno multirracial emprendió una política económica "conciliadora" en un principio. Expropió tierras a la oligarquía agraria europea, pero todo con demasiado tacto y muy poco a poco, y cuando se terminó la primera reforma agraria, mucho no había cambiado respecto de la propiedad rural. Los códigos de trabajo fueron reformados, los trabajadores conquistaron derechos y organización sindical, Europa Occidental y EEUU llegaban con millones de dólares en distintos programas de ayuda (educativos, alimentarios, de infraestructuras, de lucha contra enfermedades como la malaria o el VIH/SIDA, etc.). Todo el mundo capitalista y civilizado aplaudía a Mugabe, quien no atinaba a ir al fondo de la cuestión a la hora de resolver la contradicción histórica con los explotadores blancos.

En 1997, el Gobierno de Zimbabwe comienza una amplia reforma agraria, con la cual se dispone a terminar con la desigual distribución de las tierras, en un país donde más del 70% de la población vive en el campo. Los blancos (algo así como el 3% de los propietarios) poseían el 80% de la mejor tierra cultivable. El resto, la tierra de los campesinos originarios, las más secas y en peor estado. El Parlamento aprueba la expropiación. Y el agropower zimbabwense reacciona contra los "atropellos" de la "negrada". Se suceden los lock-out patronales, y otras medidas de sabotaje a la economía nacional. Los terratenientes reclaman que el gobierno los indemnice: pero las autoridades responden negativamente. Afirman (con toda la razón) que es Gran Bretaña la que debe abonar la financiación del reparto de tierras. Esos compromisos habían sido contraídos durante la era Thatcher, y hasta finales de los años 80, cuando la misma reforma no había garantizado una real expropiación, la financiaron, en parte a regañadientes, pero en otra, satisfechos de que el gobierno del ZANU-PF no fuera más lejos. Pero entonces, cuando culminaba el siglo pasado, los británicos negaron cualquier tipo de financiación, bajo el pretexto de que las tierras iban a parar a las manos de "los amigos de Mugabe". A partir de entonces es cuando se suceden las condenas, y finalmente, el cruel bloqueo económico por parte de los Estados Unidos y Europa, cuyo objetivo es destruir el potencial revolucionario de Zimbabwe, aleccionar a los pueblos de África de que no se deben atrever a cuestionar el vendaval neoliberal, que hundió a ese continente aun más en la miseria, luego de que en los 90 derrocara a todos los gobiernos progresistas (Angola, Mozambique, Benín...).

Situación de Zimbabwe en el sur de África

Zimbabwe como "Estado fallido", como una experiencia revolucionaria que se había corrompido, ese era el mensaje, ése es el mensaje que quieren darnos los capitalistas. Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania se encuentran a la cabeza de la financiación a organizaciones opositoras (el Movimiento para el Cambio Democrático o MDC, dirigido por el vendepatrias Morgan Tsvangirai) a través de ONG's como la Fundación Westminster para la Democracia y distintas publicaciones que difunden toda clase de mentiras, perturbando a la población e induciéndola al delito. La publicidad del delito es una de las especialidades con las cuales la prensa burguesa busca inducir al lumpenismo a la clase trabajadora. Zimbabwe no ha sido la excepción. Basta observar que la mayoría de diarios y medios de comunicación están en manos de la oposición anglófila y proyanki. ¿Pero cómo? ¿No era que los opositores eran quemados vivos en las calles? ¿O que los marcaban en plenos comicios para después apalearlos? Las sandeces que se dicen sobre el proceso revolucionario de Zimbabwe aprovechan la mala imagen que justamente han dejado las dictaduras que el imperialismo instaló en el continente. Y de paso, la falta de información confiable que disponemos acerca de África. Por ejemplo, una conspiración terrorista por el partido opositor ZAPU, financiada por Sudáfrica (cuando estaba gobernada por los fascistas afrikáner), en los años 80, ha sido tergiversada a punto tal de que la mayoría cree que se trató de una "matanza con origen en enfrentamientos tribales" en la región de Matabeleland. Muy fácil eso de decir que los africanos son unos negros atrasados que solo se matan por "cuestiones tribales" como si de la disputa por una mujer se tratara, o como si se tratase de un odio ancestral que brota de vez en cuando. Todo mentira.

La situación económica comenzó a deteriorarse a partir del año 2000. La deuda externa alcanzó proporciones astronómicas. La inflación llegó a niveles siderales. No hya cifras exactas, porque, según el diario que se lea, esta es del 40.000%, del 300.000.000% o del 2.000.000.000.000.000.000.000% (no es broma, se han llegado a dar estas cifras). Pero calcúlese que era lo suficientemente brutal como para que a partir de 2009 se suspendiera la emisión de la moneda nacional, el dólar zimbawense, y fuera sustituido por el uso de divisas. El paro llegó al 75%, la inversión cayó en picado junto a la producción agrícola, saboteada por los agentes norteamericanos y británicos. La falta de dinero, claro, provocó un profundo declive de la sanidad y la educación pública, otrora el orgullo de este país, que llegó a tener al 96% de su población alfabetizada (todo un hito en África), los mejores hospitales y también, las mejores carreteras de todo el continente. Zimbabwe fue condenada por las sanciones ilegales de Occidente, a una espiral de pauperismo y desesperación que obligaron a emigrar a dos millones de trabajadores a Sudáfrica.

Robert Gabriel Mugabe, presidente de Zimbabwe desde 1987

En 2008, Robert Mugabe fue reelecto como presidente de la República. Pero Occidente cuestionó el resultado de los comicios. ¿Qué nos esperábamos? Y sostuvo que el ganador fue Morgan Tsvangirai. Pero vale la pena repasar los sucesos de estas elecciones para entender la injerencia de las potencias imperialistas en los asuntos de Zimbabwe. Tsvangirai se había postulado por su partido, el MDC. Durante la primera vuelta, la campaña se desarrolló con normalidad, pero la oposición dijo, como siempre, que las "bandas paramilitares" del ZANU-PF se dedicaban a apalear a los opositores. El MDC venció en la primera vuelta por pocos votos. Una diferencia de apenas 3 puntos y medio. Cuando llegaba la segunda vuelta, la oposición se sintió insegura de la victoria. Y Tsvangirai prefirió retirarse alegando que el Gobierno había extendido una violenta campaña de asesinatos e intimidaciones, así como que preparaba un gran fraude electoral para el ballotage. Pero Tsvangirai no podía retirarse. Legalmente, continuaba siendo candidato por la lista del MDC, porque el plazo para definir su continuidad había expirado. ¿Dónde eligió "refugiarse" de esa supuesta matanza? ¡En la embajada de Holanda! Cualquiera que conozca la historia de la colonización holandesa en el sur de África (los bóers dominaron la política sudafricana e impusieron la segregación racial en ese país en los años 50) no tendría buen concepto de un cobarde que eligió el lugar que representa a ese colonialismo, y que quiera apañarse en él. De buen seguro que los africanos conocen esa historia. Y para ilustrar un poco mejor, el programa del MDC sostiene que se debe retrotraer la situación al reparto de tierras de 1997. Y también adhiere a documentos y declaraciones de las potencias extranjeras, que sostienen que en Zimbabwe se impone la "necesidad" de un cambio de régimen. El "sindicalista luchador por la libertad" se paseaba por las capitales de la UE para pedir fondos que financiasen la contrarrevolución en Zimbabwe. Descaradamente, ha dicho que su partido recibe financiación extranjera. ¡Qué mas evidencia de ello! Es el chirolita que va mejor para la búsqueda de "nuevas oportunidades" de EEUU, Alemania y el Reino Unido.

En 2009, y ante una situación política y económica verdaderamente catastrófica, el presidente Mugabe decidió realizar una importante concesión. Morgan Tsvangirai fue el encargado de dirigir el nuevo gobierno de unidad nacional, en el cual habría una sensible mayoría de magistrados del ZANU-PF, pero, por ejemplo, el MDC tendría carteras tan esenciales como Economía. Las noticias que llegan de Zimbabwe en los últimos meses son alentadoras. La producción agrícola, según se ha previó, llegó a duplicarse en 2010. La economía crecería (hasta el FMI lo admitió) hasta un 13%. Los programas de asistencia se reanudan, aunque lentamente. La solidaridad más expresa llegó desde la República Popular China, que otorgó un préstamo de 900 millones de dólares en 2009, así como de la comunidad económica de los países del sur de África. De las potencias imperialistas, ni un centavo. El blanco bronceado Barack Obama ha extendido un año más el bloqueo económico contra Zimbabwe. No hay confianza, dicen, en que el ZANU-PF cumpla con el "espíritu" de los acuerdos de 2009. Absurdamente trágico, para una población ya muy castigada, pero que ha defendido con una dignidad que merece el mayor de todos los reconocimientos, su soberanía nacional.

Treinta años después, la lucha continúa. Si 20 años no es nada, 30 son poco. Falta mucho camino por desandar.

FUENTE: "Las cavilaciones de Enmerkar"

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