Hace pocas semanas el espacio informativo de La 1 de TVE Informe Semanal emitía un reportaje sobre el 40 aniversario del asenso al poder del sultán Qaboos bin Said, en 1970, tras derrocar a su propio padre Said bin Taimur.
El todopoderoso Qaboos bin Said, monarca absoluto de Omán |
El retrato hecho por el reportaje era en lo fundamental el de intentar reflejar un país islámico moderno pero que no renuncia a sus tradiciones, donde se vive un Islam tolerante y no extremista (*), a diferencia de otros lugares de la Península Arábiga; un país dinámico, política y socialmente estable y cohesionado, cuyas gentes miran al futuro con esperanza y prosperidad. Trataba de reflejar igualmente un país bello, de paisajes desérticos pero seductores, de amaneceres y atardeceres espectaculares, a veces parecía más un publireportaje con fines de promoción turístico que ora cosa. Y todo este gran país, casi un paraíso en la Tierra, era gobernado por el sultán Qaboos, un monarca absoluto, de un poder ilimitado e incuestionable, pero que ha sabido conducir a sus súbditos en un nada fácil camino de progreso y bienestar, según Informe Semanal.
Sin embargo, mucho nos tememos que la realidad pueda ser diferente. Empezando por el propio ascenso al poder del sultán Qaboos, a como se derrotó a la poderosa guerrilla de izquierdas del FPLO (Frente Popular para la Liberación de Omán), y terminando por cuál era la intención verdadera de un reportaje encargado de ensalzar a un monarca absoluto en la antítesis de representar cualquier valor democrático y progresista elemental, en un país donde, por ejemplo, ni siquiera existe una Constitución.
El ascenso del sultán Qaboos y la lucha contra la insurgencia revolucionaria
Omán ha sido un país influyente en la región del Estrecho de Ormuz y en el África Oriental, por ejemplo, chiítas omaníes extendieron su credo por la región del cuerno de África durante el siglo XVIII. Más tarde, el Imperio Británico, consciente de la posición estratégica de este territorio, desató una feroz campaña contra el Sultanato de Omán, acusándole de explotar salvajemente a los esclavos africanos, esta fue la excusa, la supuesta lucha contra la esclavitud y la trata de esclavos, por la que Omán pasó en 1891 a ser un protectorado británico.
En 1951, los británicos firman un tratado por el que reconocen formalmente la independencia del Sultanato de Mascate, una región de Omán. Pero más tarde, el imán Ghalib bin Alí desata una rebelión que es aplastada por el sultán Said bin Taimur con el apoyo de los británicos en 1954.
Pero ya por aquellos años, existía en el territorio del sultanato grupos políticos y militares influidos tanto por el nacionalismo árabe revolucionario como por el marxismo que ante la situación de pobreza, marginación, y dependencia extranjera trataron de revertir la situación por la lucha armada intentando instaurar un régimen democrático y popular que por lo menos cubriera las necesidades esenciales de la población, y procurará un desarrollo soberano, independiente, y justo. Para principios de los años 60 ya operaban en la región de Dhofar el Frente para la Liberación de Dhofar (FLD) junto con células en la zona del Movimiento Nacionalista Árabe (MNA). En principio, se trataba de liberar Dhofar e instaurar allí un república democrática y popular antiimperialista, para más tarde contribuir a la lucha por la liberación de todo el Golfo Pérsico. Más tarde, en 1968, el FLD pasó a llamarse Frente Popular para la Liberación de Arabia y el Golfo Árabe Ocupado, con ya claras referencias marxistas-leninistas e influenciado por los acontecimientos del vecino Yemen del Sur, donde la rama comunista del Frente Nacional había proclamado un año antes la República Popular de Yemen del Sur, y dos años más tarde, en 1969, se proclamaría la República Popular Democrática del Yemen, con el PSY (Partido Socialista Yemení) a la cabeza.
Conscientes del peligro que suponía la extensión de la guerrilla popular y la proclamación de un nuevo Estado revolucionario popular de orientación socialista en una región que no sólo posee grandes yacimientos de petróleo y gas, sino que es un lugar de tránsito fundamental de estas materias primas, los británicos movilizaron a la reacción local contra la guerrilla, que poco a poco iba ganando y consolidando posiciones, incluso infiltrándose en el seno del propio ejército del sultanato, gracias al apoyo del Yemen Popular, la URSS, y en menor medida, pero también, de la República Popular China.
Pero, el tirano sultán Said se mostraría incapaz de frenar la guerrilla, dirigiendo un ejército atrasado y arcaico, y un país sumido aún en el feudalismo, pobre, y sin infraestructuras. Los británicos se percataron de que la misma pobreza y el atraso eran la fuente fundamental que alimentaba al movimiento guerrillero, por eso, los británicos propiciaron el derrocamiento de Said por parte de su propio hijo, Qaboos, un joven de ideas modernas y occidentalizado, amigo de británicos y estadounidenses, para que modernizara el país, fortaleciera al ejército del sultanato, y acabara de una vez por todas con la guerrilla. En 1970, Qaboos, con el auxilio británico, derroca a su padre y establece oficialmente el Sultanato de Omán, en 1971, el Reino Unido apoyaría la independencia de este Sultanato. Qaboos acometió un gran plan de modernización bajo el asesoramiento británico, el SAS y la Marina Real británica entrenarían a las fuerzas armadas omaníes, mientras que en lo económico y en lo social se acometerían diversas reformas para mejorar la vida del país aunque sin éxitos palpables. Para 1974, la guerrilla redefinió su estrategia situándola exclusivamente en Omán, bajo el liderazgo de Mohammad Ahmad al-Ghassani, pasándose a llamar desde ese momento Frente Popular para la Liberación de Omán (FPLO). Entre 1975 y 1976, el poder combinado de las fuerzas del Sultán y las fuerzas especiales de intervención británicas conseguirían una victoria de carácter estratégico frente a la guerrilla cerrando las líneas de suministros de armas y provisiones provenientes del Yemen Democrático y Popular, fue el fin de la guerrilla.
Frente a la versión dada por el reportaje de Informe Semanal, la guerrilla no fue derrotada por la mejora de las condiciones de vida de la población, que vino fundamentalmente después de que ésta fuera derrotada, sino por la redefinición de la guerra que hizo Gran Bretaña con el cambio de liderazgo, el plan de modernización del ejército, la intervención de las fuerzas especiales del ejército británico, y sobre todo, cortando la línea de suministros desde el Yemen y ahogando a la guerrilla.
El régimen de Qaboos bin Said
Básicamente, en Omán todo el poder reside y se concentra absolutamente en el sultán, él es la fuente de todo poder y de todo derecho, ostentando los cargos de Primer Ministro, Ministro de Finanzas y Ministro de Defensa. Su figura es incuestionable. El poder, como en toda monarquía absoluta tradicional, es hereditario.
En los 90 del siglo pasado, tras la Guerra del Golfo en la que apoyó a los Estados Unidos y sus aliados, Qaboos emprendió una tímida reforma del régimen instaurando un Consejo Asesor o Cámara Baja, compuesto por 83 miembros, elegidos por una interpretación bastante peculiar del sufragio universal por el cual sólo podían votar una parte ínfima de la población, aunque sí podían votar las mujeres; y una Cámara Alta, compuesta por 41 miembros, elegidos directamente por el sultán. Estos órganos son meramente consultivos y no tienen ningún poder legislativo real, teniendo el sultán derecho a veto en toda ocasión. Por otro lado, y como hemos señalado anteriormente, en Omán no existe Constitución.
La economía de Omán, como se puede esperar, está basada en la explotación de sus reservas de gas y petroleo, dándose a partir del 2000 un progresivo proceso de privatización y liberalización de las explotaciones, generalmente a favor de empresas multinacionales extranjeras. Aunque parece ser cierto que el Monarca está tratando de diversificar la economía del país y hacerlo menos dependiente del gas y del petroleo, Omán posee más de 795 millones de metros cúbicos de reservas comprobadas de gas y más de 5.500 en petroleo, siendo China y otros países del Extremo Oriente, como Corea del Sur y Japón, los principales destinatarios de las exportaciones de energéticos omaníes. Destacar que los acuerdos de liberalización también trajeron la instalación en suelo omaní de bases británicas y norteamericanas.
Aunque tras la derrota de la guerrilla comunista del FPLO, el país experimentó cierto crecimiento económico y social, el PIB del país hasta el 2009 se situaba en poco más 50 millones de dolares, encontrándose en un puesto modesto a escala mundial siendo superado ampliamente por países de su entorno geográfico, como Arabia Saudí o Qatar, o por países como Marruecos, Argelia o Sudán. Omán destina más del 10% de su PIB a defensa, a pesar de su estabilidad tan cacareada por el reportaje de Informe Semanal.
El paro en este país rondaba en el 2008 el 15%, a pesar de la imagen de prosperidad que daba Informe Semanal, mientras que el sultanato sospechosamente no proporciona estadística sobre el nivel de pobreza o las desigualdades sociales en la renta, pero eso sí, la riqueza del Sultán según diversas fuentes es inestimable y seguramente, podemos presumir que estará a buen recaudo en algún paraíso fiscal o cuenta en Suiza.
Por otro lado, aunque parece ser cierto que las mujeres en Omán no sufren las restricciones y la falta de libertades de otros países del entorno como Arabia Saudí, ocupando mujeres diversos puestos de responsabilidad en el gobierno y en la administración, en la Universidad permanecen en clases diferentes y entran al recinto por lugares diferentes, tal y como se pudo ver en Informe Semanal.
El reportaje de Informe Semanal
En principio, podía resultar extraño que Informe Semanal se ocupara de algo tan anecdótico como la celebración del 40 aniversario del ascenso al poder del Sultán Qaboos. Podía parecer anecdótico, pero no casual. En primer lugar, entre las monarquías omaní y española existen importantes lazos de buena amistad que se remontan a mediados de los 80 del siglo pasado, con la visita del Príncipe Felipe a Omán al frente de una delegación de empresarios En la actualidad, empresas españolas como Unión Fenosa, CASA, o Iberdrola están establecidas en Omán, y según noticias e informes del Ministerio de Exteriores español, se buscan acuerdos y tratados bilaterales en diversos campos.
Tampoco es anecdótica la situación geoestratégica de Omán, situada al final del Estrecho de Ormuz, salida al mar de la producción energética iraní, en concreto al Océano Índico, donde se produce el paso de más del 70% del petroleo mundial, sobre todo dirigido a China y a la India; según el consejero del presidente Barack Obama, Robert D. Kapplan, el Océano Índico está llamado a convertirse en el estratégico centro mundial de gravedad del siglo XXI. Por otro lado, Omán es frontera con el convulso Yemen, donde la propaganda occidental habla de una Al-Qaeda que supuestamente está poniendo en peligro la estabilidad de la región, mientras que en realidad, lo que sucede es que el Gobierno proestadounidense del Yemen unificado está haciendo frente a los rebeldes hutis del norte del país, que aspiran a un mayor bienestar social y al fin de su discriminación, y a los independentistas del sur que aspiran a restaurar el Yemen Democrático y Popular ante la decepción y el retroceso que supuso la unificación de los 90 del siglo pasado.
Pero, sobre todo, lo que no puede ser anecdótico para cualquier persona mínimamente progresista es el doble rasero de los medios de comunicación españoles y occidentales en general. El sultán Qaboos puede ser un monarca absoluto, pero tal y como se repetía una y otra vez en Informe Semanal, es benevolente con su pueblo y tolerante, y por tanto, ha de ser respetado, comprendido, y su labor tenida en cuenta, mientras que día sí y día también gobiernos populares y democráticos como Venezuela, Bielorrusia, Bolivia, Siria, Irán, Zimbabwe, Corea del Norte o Cuba son objeto de las más feroces críticas, y de las operaciones más descarada de manipulación informativa, encaminadas a intoxicar y a distorsionar la visión de estos gobiernos, haciéndolos pasar por “totalitarios” y “autoritarios”, pero que en realidad solamente están empeñados en mantener su soberanía, en ser independientes, en no someterse a los dictados de los Estados imperialistas y las multinacionales, y que osan desear un modelo económico, político y cultural de desarrollo diferente, y en el caso cubano, claramente socialista. Esta es la realidad de unos medios de comunicación obedientes y fieles a las voces de su amo, que se encargan de darnos la sensación de que vivimos en democracia, o en el caso de este reportaje de Informe Semanal, de que existen paraísos en la tierra con reyes buenos y benevolentes con sus súbditos, como si de un cuento se tratase.
(*) La mayor parte de la población de Omán, más del 75%, profesa la rama ibadí del Islam, siendo el único país del mundo donde esta rama del Islam es mayoritaria.
Antonio J. Torres ("Antón")
Pues a Cuba, salvo alguna excepción, la ponen a caer de un burro. Menuda porquería la televisión "pública". No mejora ni con la supresión de la publicidad comercial.
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