Ante los acontecimientos que desde el mes de febrero de este año se están produciendo en Libia, desde Andalucía Comunista queremos manifestar lo siguiente:
Que, desde nuestro punto de vista, no podemos asimilar lo que está sucediendo en Libia con lo que ha sucedido y está sucediendo en otros países del Magreb y del Oriente Medio árabe y musulmán, pensamos que cada país, al margen de similitudes y semejanzas culturales, tiene sus propias características que deberían ser estudiadas con rigurosidad si no se quiere caer en análisis simples y oportunistas, tal y como suelen hacer los grandes medios de comunicación occidentales en manos del imperialismo.
Consideramos que en las revueltas que se están produciendo en el Magreb y en el Oriente Medio árabe y musulmán se dan dos elementos a tener en cuenta: en primer lugar, el cansancio y el hartazgo de las masas trabajadoras, especialmente jóvenes, ante las injusticias sociales (subida de precios de los alimentos básicos, paro, expectativas laborales, etc.) y la falta de políticas, y en segundo lugar, la necesidad del imperialismo norteamericano de adecuar a las circunstancias los diferentes gobiernos títeres de la región, de ahí que incluso, como hemos podido ver en Egipto, haya formado y financiado a parte de la oposición a Mubarak.
Cada día que pasa va quedando claro que la mayor parte de la información que los grandes medios de comunicación nos están ofreciendo sobre el conflicto en Libia está siendo manipulada con el único fin de legitimar una intervención militar de los estados imperialistas, con los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia a la cabeza.
Consideramos pues que la prudencia en las valoraciones sobre lo que está ocurriendo en Libia ha de ser la máximo en estos momentos para el conjunto del movimiento revolucionario anti-imperialista. A pesar de la prudencia necesaria que debemos guardar, sí nos podemos aventurar a poner en duda los grandes bombardeos masivos sobre población civil indefensa, las matanzas indiscriminadas de civiles no armados por el Ejército libio o por partidarios de la Yamahiriya, así como la existencia de mercenarios subsaharianos al servicio de Gaddafi. Por contra, si nos atrevemos a sospechar, siempre manteniendo la prudencia, que en Libia existe un conflicto armado abierto entre quienes defienden el liderazgo de Gaddafi y la oposición al mismo, que está siendo asesorada por militares extranjeros, concretamente de la OTAN. Informaciones contrastadas sobre la presencia de militares de la OTAN en Bengasi, así como la captura de militares holandeses por el Ejército libio así lo atestiguan.
Recelamos de una oposición que exige una intervención militar de la OTAN, que iza la antigua bandera monárquica de Libia, o que aspira a dominar una Libia totalmente entregada a los designios políticos y económicos de las grandes potencias occidentales que están deseando explotar las riquezas energéticas libias sin la intermediación de Gaddafi, impidiendo a la vez al gran competidor chino el acceso a los grandes recursos energéticos libios.
Los sucesos en Libia nos están recordando demasiado a otros casos como los de Irak o la ex Yugoslavia, en los que los medios de comunicación comenzaron una campaña de manipulación que tuvieron como consecuencia la intervención militar imperialista y la creación de estados títeres a favor de sus intereses.
No dudamos que pueda existir una oposición cuyas demandas sean legítimas y justas, somos conscientes de que tanto Gaddafi como la Yamahiriya abandonaron hace muchos años sus posicionamientos revolucionarios y anti-imperialistas, concretamente, durante la pasada década Gaddafi no ha hecho más que abrir más y más las riquezas energéticas libias a la explotación de las multinacionales extranjeras. Todo ello ha derivado en un cada vez más injusto reparto de la riqueza y en una mayor corrupción política, económica y moral del régimen de la Yamahiriya, donde la familia de Muammar el-Gaddafi era la máxima beneficiada. Aquel Gaddafi que en los años 70 y 80 se destacó como un líder anti-imperialista solidario con las luchas de los pueblos por su liberación pasó a la Historia.
A pesar de ese abandono de posiciones revolucionarias y de cierto abandono de políticas de justicia social, Libia es un país soberano e independiente que cuenta con el PIB más alto de toda África, y el primer puesto en IDH de todo el continente.
Pensamos que mientras los grandes medios de comunicación en manos del imperialismo se centran exclusivamente en los acontecimientos que están teniendo lugar en Libia, no nos están informando sobre todo lo que está ocurriendo en un país estratégico como Bahrein, donde tiene base la V Flota norteamericana, y donde la minoría chií está protagonizando importantes protestas que, de extenderse, pueden derivar en un cambio importante en la correlación de fuerzas en una región estratégica como el Golfo Pérsico y la Península Arábiga.
De tener lugar una intervención militar imperialista en Libia, lamentablemente en Andalucía, desde las bases de Rota y Morón veremos despegar esos vuelos de la muerte que ya pudimos contemplar en los conflictos de la antigua Yugoslavia o Irak. Veremos como el territorio andaluz es sometido a los intereses destructivos del imperialismo y comprobaremos, una vez más, las consecuencias nefastas de no poseer unas instituciones libres y soberanas que propicien la paz y el entendimiento entre los pueblos.
Desde Andalucía Comunista rechazamos toda intervención militar en Libia por muy "humanitaria" que la quieran disfrazar. Repudiamos las delcaraciones de la Ministra de Asuntos Exteriores española, Trinidad Jiménez, apoyando recientemente la intervención militar de la OTAN, así como la utilización política y militar de la llamada "ayuda humanitaria" para apoyar a uno de los bandos en conflicto.
Desde Andalucía Comunista, teniendo en cuenta nuestros principios internacionalistas y la posición geográfica de nuestro país, Andalucía, apoyaremos consecuentemente la lucha de los pueblos hermanos del Magreb y del Oriente Medio árabe y musulmán, con los que nos unen lazos históricos y culturales, siempre que estén encaminadas a la consecución de un poder político que tenga como objetivos la justicia social, la redistribución de la riqueza nacional, la soberanía y la independencia, la democracia y la soberanía popular.
Que, desde nuestro punto de vista, no podemos asimilar lo que está sucediendo en Libia con lo que ha sucedido y está sucediendo en otros países del Magreb y del Oriente Medio árabe y musulmán, pensamos que cada país, al margen de similitudes y semejanzas culturales, tiene sus propias características que deberían ser estudiadas con rigurosidad si no se quiere caer en análisis simples y oportunistas, tal y como suelen hacer los grandes medios de comunicación occidentales en manos del imperialismo.
Consideramos que en las revueltas que se están produciendo en el Magreb y en el Oriente Medio árabe y musulmán se dan dos elementos a tener en cuenta: en primer lugar, el cansancio y el hartazgo de las masas trabajadoras, especialmente jóvenes, ante las injusticias sociales (subida de precios de los alimentos básicos, paro, expectativas laborales, etc.) y la falta de políticas, y en segundo lugar, la necesidad del imperialismo norteamericano de adecuar a las circunstancias los diferentes gobiernos títeres de la región, de ahí que incluso, como hemos podido ver en Egipto, haya formado y financiado a parte de la oposición a Mubarak.
Cada día que pasa va quedando claro que la mayor parte de la información que los grandes medios de comunicación nos están ofreciendo sobre el conflicto en Libia está siendo manipulada con el único fin de legitimar una intervención militar de los estados imperialistas, con los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia a la cabeza.
Consideramos pues que la prudencia en las valoraciones sobre lo que está ocurriendo en Libia ha de ser la máximo en estos momentos para el conjunto del movimiento revolucionario anti-imperialista. A pesar de la prudencia necesaria que debemos guardar, sí nos podemos aventurar a poner en duda los grandes bombardeos masivos sobre población civil indefensa, las matanzas indiscriminadas de civiles no armados por el Ejército libio o por partidarios de la Yamahiriya, así como la existencia de mercenarios subsaharianos al servicio de Gaddafi. Por contra, si nos atrevemos a sospechar, siempre manteniendo la prudencia, que en Libia existe un conflicto armado abierto entre quienes defienden el liderazgo de Gaddafi y la oposición al mismo, que está siendo asesorada por militares extranjeros, concretamente de la OTAN. Informaciones contrastadas sobre la presencia de militares de la OTAN en Bengasi, así como la captura de militares holandeses por el Ejército libio así lo atestiguan.
Recelamos de una oposición que exige una intervención militar de la OTAN, que iza la antigua bandera monárquica de Libia, o que aspira a dominar una Libia totalmente entregada a los designios políticos y económicos de las grandes potencias occidentales que están deseando explotar las riquezas energéticas libias sin la intermediación de Gaddafi, impidiendo a la vez al gran competidor chino el acceso a los grandes recursos energéticos libios.
Los sucesos en Libia nos están recordando demasiado a otros casos como los de Irak o la ex Yugoslavia, en los que los medios de comunicación comenzaron una campaña de manipulación que tuvieron como consecuencia la intervención militar imperialista y la creación de estados títeres a favor de sus intereses.
No dudamos que pueda existir una oposición cuyas demandas sean legítimas y justas, somos conscientes de que tanto Gaddafi como la Yamahiriya abandonaron hace muchos años sus posicionamientos revolucionarios y anti-imperialistas, concretamente, durante la pasada década Gaddafi no ha hecho más que abrir más y más las riquezas energéticas libias a la explotación de las multinacionales extranjeras. Todo ello ha derivado en un cada vez más injusto reparto de la riqueza y en una mayor corrupción política, económica y moral del régimen de la Yamahiriya, donde la familia de Muammar el-Gaddafi era la máxima beneficiada. Aquel Gaddafi que en los años 70 y 80 se destacó como un líder anti-imperialista solidario con las luchas de los pueblos por su liberación pasó a la Historia.
A pesar de ese abandono de posiciones revolucionarias y de cierto abandono de políticas de justicia social, Libia es un país soberano e independiente que cuenta con el PIB más alto de toda África, y el primer puesto en IDH de todo el continente.
Pensamos que mientras los grandes medios de comunicación en manos del imperialismo se centran exclusivamente en los acontecimientos que están teniendo lugar en Libia, no nos están informando sobre todo lo que está ocurriendo en un país estratégico como Bahrein, donde tiene base la V Flota norteamericana, y donde la minoría chií está protagonizando importantes protestas que, de extenderse, pueden derivar en un cambio importante en la correlación de fuerzas en una región estratégica como el Golfo Pérsico y la Península Arábiga.
De tener lugar una intervención militar imperialista en Libia, lamentablemente en Andalucía, desde las bases de Rota y Morón veremos despegar esos vuelos de la muerte que ya pudimos contemplar en los conflictos de la antigua Yugoslavia o Irak. Veremos como el territorio andaluz es sometido a los intereses destructivos del imperialismo y comprobaremos, una vez más, las consecuencias nefastas de no poseer unas instituciones libres y soberanas que propicien la paz y el entendimiento entre los pueblos.
Desde Andalucía Comunista rechazamos toda intervención militar en Libia por muy "humanitaria" que la quieran disfrazar. Repudiamos las delcaraciones de la Ministra de Asuntos Exteriores española, Trinidad Jiménez, apoyando recientemente la intervención militar de la OTAN, así como la utilización política y militar de la llamada "ayuda humanitaria" para apoyar a uno de los bandos en conflicto.
Desde Andalucía Comunista, teniendo en cuenta nuestros principios internacionalistas y la posición geográfica de nuestro país, Andalucía, apoyaremos consecuentemente la lucha de los pueblos hermanos del Magreb y del Oriente Medio árabe y musulmán, con los que nos unen lazos históricos y culturales, siempre que estén encaminadas a la consecución de un poder político que tenga como objetivos la justicia social, la redistribución de la riqueza nacional, la soberanía y la independencia, la democracia y la soberanía popular.
No estoy del todo de acuerdo con el análisis vuestro de Libia, compañeros. Os recomiendo el blog de Leonor Massanet leonorenlibia.blogspot.com.
ResponderEliminar¡Salud!
El comunicado no es redacción nuestra, camarada, sino del partido político Andalucía Comunista.
ResponderEliminarGracias por tu interés y fidelidad con el blog, un saludo.